A la mano con un pimiento: Viene a indicar al compañero que corte el mus sin tener grandes cartas cuando un contrario tiene la mano
A la mano, ni agua: Que se quite el mus con lo que se lleve, equivalente a la frase anterior
Agarrarse a la mesa: Jugar al tanto, sin farolear ni ordaguear
Ahí estoy: Que no lleva jugada y se quiere uno descartar
Ahí hay un cuarto para llorar: Frase destinada a la pareja contraria cuando se queja de la mala suerte en el reparto de cartas
Ala: Se pronuncia cuando no se quiere envidar o no se quiere aceptar un envite; es lo mismo que paso.
¡A llorar a los paúles!: Mandar a alguien al famoso templo expiatorio equivale a llamarle llorón
Al Tran Tran del Trantranero: Cuando se van dejando al paso todas las jugadas
Aquí se viene llorado: Se dice para que los contrarios no se lamenten tanto
Barbas: Reyes
Bocarrana: El cinco de bastos. Se dice que quien lo tiene no gana
Ciego: No llevar nada
Comer tablero: No vigilar a los contrarios por si se hacen señas
Con juego y pares, / corta el mus y no te azares: Sobran comentarios
¡Con la chica no se salen!: Frase para evitar que el compañero eche órdago a todo pudiendo peligrar una buena jugada suya.
Con las suyas no se salen: Aviso al compañero para que actúe con
calma y no queme los últimos cartuchos en el lance que se halla en juego
Con tres ases de primera / corta el mus y vocifera: Para el caso que se tenga una primera jugada con tres ases, hay que cortar el mus, realizar grandes envites a la grande para amedrentar al contrario y ganar posteriormente la chica y los pares
Dos boticarias: Dos sotas
Dos cero / y Zamora de portero: Esta frase la dicen los que van
ganando dos a cero señalando además que esperan mantener el cero
El Banco Bilbao: Jugada de tres o cuatro caballos
El corte del enano: Aplíquese cuando los contrarios han cortado el mus sin fruto a su favor
Gallegos: Dúplex de pitos y reyes. Se le llama "gallego" porque está en medio, muy alto por un lado y muy bajo por el otro (como el tópico acerca del carácter de los gallegos de no saber si suben o bajan de la escalera)
Envido más: Cuando el contrario responde a un envite con otro envite más
La jugada del tío Perete / Cuatro, cinco, seis y siete
La mano azota el culo: Indica el peligro que encierra meterse con la mano
La mano vale cinco: Fanfarronada con que el mano anuncia su inmediata y brillante actuación
La raya: Es lo mismo que un órdago. Se dibuja una raya imaginaria sobre la mesa
La real : Treinta y una de tres sietes y una figura cualquiera (con variantes)
La tarea del negro: Los que van perdiendo por dos a cero y al final ganan la partida
Llevar la tuerta: Tener la jugada de treinta y una
La bonita: Tener media de reyes y un as
Llevo dúplex y treinta y una: Es imposible llevar ambas jugadas al tiempo, pero esta frase sirve para indicar al compañero que se posee buen juego sin concretar más
Muerte dulce: Cuando los contrarios han perdido un juego, apenas sin darse cuenta, piedra a piedra
¡Mus sin verlas!: No es muy sano prodigarla, pero de vez en cuando altera los nervios del contrario, lo cual es saludable
No saben tenerlas: Despreciativa actitud ante la capacidad musística
de la pareja contraria
No son muchas- ¡órdago y tres más!: Con cualquiera de estas expresiones se indica la aceptación del envite contrario, lo que equivale a decir ¡Quiero!
Nos saca la marea: Con esta frase se da confianza al compañero y se le recuerda la ventaja adquirida
Os llevamos en el pico: Frase para indicar a los contrarios que van perdiendo de manera muy fácil
¿Os rendís?: Repetida a lo largo de la partida si los tanteos parciales os favorecen, termina por enfurecer al contrario
Pase del negro (mus negro): Pasar (Darse mus) llevando jugada fuerte, imbatible, esperando que envide (corte) el contrario
Pitos: Ases
Que den una vuelta: Querer quitar el mus
¡Quiero y no pierdo!: Frase admitida en partidas de amigos. Se pronuncia por el último jugador cuando lleva el peor juego posible - treinta y tres- y equivale a no querer el envite
Recoge las herramientas: Se dice para que recoja los descartes quien reparte las cartas, que se ha olvidado de hacerlo, y poder empezar el juego
Riñones atados: 3 de bastos
Salirse: Llegar a treinta o cuarenta de tanteo
Saltó y vino: Que el descartarse y reponer después, se ha ligado jugada
Soy conocido en el mundo entero / por no quitar mano a mi compañero:Cuando se quiere respetar la mano al compañero dejándole la posibilidad de ligar
Toribio: El que tiene dos ases
Una para Cangas y otra para Tineo: Un amarraco que pongo a mi
compañero y y un tanto para mi
¡Ya llueve menos!: Cuando los que van perdiendo, empiezan a ver claro su remontada
Zaragozana: Cuando una pareja que va perdiendo por tres juegos a cero y al final gana la partida por cuatro a tres
Zorra con dos rabos: Dos reyes y dos ases
Yo no trabajo la bisutería. Versión mejorada y actualizada por Manuel, "el azote de Guzmán" de la clásica sentencia "Jugador de chica, perdedor de Mus" lanzada tras no aceptar un envite a chica del contrario, recordándole que asegurando la grande, los pares y el juego, nuestra reconocida bondad y educación nos permite regalarle un tanto que de poco o nada va a servirle.
No hemos venido al frente para escondernos en las trincheras! Expresión proferida por aquel jugador que tras haberse achicado en varias ocasiones ante los envites del contrario y llevando jugada mínima pero quizás suficiente, anima a su compañero para querer de una vez un órdago o envite elevado aún y no llevando ley espectacular.
Estos pollos están pelaos, o estos pollos se pelan solos. Cuando los contrarios estan medio desplumados, como los pollos, se informa al compañero, de forma sutil, que ya no hay forma de hacerles mas daño, que están perdiendo ya todas las plumas sin remisión.
Dios da calzoncillos a quien no tiene culo. O también: Dios da condones a quien solo hace solitarios. Lamento proferido cuando habiendo ligado una jugada muy buena (tres reyes por ejemplo) no se ha sabido sacar más beneficio en forma de piedras demostrando un claro desconocimiento de como jugar al mus.
Que se le caen las bragas a la sota!. Advertencia que se le reprocha a quien baraja de forma reiterada y extensa, quizás en espera de que le cambie la suerte, a fin de que decida finalmente ofrecer el mazo para el corte y empezar a repartir.
Si son de justicia volverán. Frase utilizada cuando por error, o tras darte un pase negro, tiras una buena jugada. También se emplea cuando habiendo ligado jugada, por error en en el reparto hay que volver a repetir.
Apriétate a la silla que vamos a levantar esto. O también: Que les vamos a dar clases a esta pareja. Dícese de los campeones que, en muestra de su generoso espíritu, no sólo pretenden ganar la partida sino además se han propuesto ejemplarizar, ilustrar y edificar con su modo de jugar, su buen criterio y mejor proceder, a los incautos que se han atrevido a desafiarlos.
Remar, remar para morir en la orilla. O también: Engordar para morir. Dícese de aquella pareja de pobres jugadores que, pese a ir unos cuantos tantos por detrás, en las últimas manos (o partidas) han conseguido remontar la puntuación, pero no cuentan con el buen hacer de la pareja contrincante que, sin duda, los va a fulminar rapidito para acabar con su agonía...
Hasta que no canta la gorda no se acaba la ópera. O también: Hasta el rabo todo es toro. Úsase mayormente tal combinación de vocablos para amedrentar –o intentarlo- a la pareja de pardillos que, gracias a haber “pillado” muy buenas cartas, más que por saber jugarlas, están varios tantos por delante en el marcador, queriendo indicar de este modo que todavía queda mucha partida por delante y que el futuro, cuando menos, es incierto.
¿Os rendís? Dícese del requerimiento mediante el cual el caballeresco jugador pretende evitar el padecimiento de la derrota –y consecuente escarnio público- en las carnes y espíritu de sus adversarios.
Buen vino para tan pocas uvas. Uno de los más modernos giros lingüísticos incorporados al juego del Mus, dicen que recitado por un filósofo zamorano en una noche poco favorable, y rescatado del previsible desuso en que iba a caer por dos pícaros catalanes, viene a conjeturar el hecho de que, a pesar de pretender, cortando el mus, hacer tantos, la otra pareja llevaba mejores cartas –o las supo jugar mejor- y pese a quitar mano, se han salvado, la pareja recitante, de escaldarse un poco...
Llueve sobre mojado. Implica necesariamente la conjunción de varios factores, a saber: ir ganando por un mínimo de 20 piedras, y recibir en cada mano treinta y una y medias como poco...
El que más chifle, capador. Cuando dos parejas expertas están a falta de pocas piedras para salirse y, entonces, las cartas deciden a quién favorecer, al igual que las mujeres deciden con quién bailar...
Habrá que envidar, y puede que mucho... Adaptación libre de la correspondiente pregunta y respuesta aparecida en la página de la cuarta entrega de las aventuras del Capitán Alatriste, del escritor Arturo Pérez-Reverte. Acerca de su significado, lo dejamos a al contumaz intelecto del experto jugador y como deberes para el iniciado.
No se reúne a gente de esta calidad para bailar la chacona (o para acuchillar a una vieja). Seguimos con las adaptaciones (en este caso no son libres sino calcadas) de la página del mismo libro citado anteriormente, del mismo escritor, esto es, Arturo Pérez-Reverte. Viene a decir que...¡Coño, señores! Eleven el nivel de juego, que si nos lo ponen tan fácil así no hay quién se cubra de gloria en esta mesa...
Esto es más fácil que robar a una vieja. O también: Más fácil que robar a Pili “la tacones” a las 12 de la noche. Giro gramatical que debe pronunciarse, para que surja efecto, mirando al compañero, con la cabeza bien alta –en claro signo de menosprecio al contrario-y con voz rimbombante, dando a entender que, para tamaño viaje, no hacían falta tantas alforjas. En cuanto a Pili “la tacones”, destacar que se trataba de una prostituta muy apreciada por el pueblo al que el autor de la frase debe sus orígenes, y que no citamos para evitar susceptibilidades, cuya característica principal era el callejear a medianoche completamente borracha en busca de algún cliente despistado.
La Santísima Trinidad: Esto es, uno de los Misterios religiosos llevado al terreno de juego. O sea, lo que otras veces se da en llamar un solomillo: tres que son uno, pero que siguen siendo tres. Para el entendido, sobran las palabras; para el aprendiz, que sepa que tres son los reyes y uno pues la treinta y una, sin por ello dejar de llevar tres reyes...
¡Se acabó el recreo, señores!: Rescatado de la más tierna infancia, esta frase nos invitaba (bajo la opresora, omnipotente y omnipresente mirada del profesor) a regresar a la obligación (siempre por delante de la devoción) una vez habíamos descargado nuestros cuerpos de la henchida energía de que se hallaban repletos corriendo en el patio, dando voces, fastidiando a los compañeros...¡ay, qué tiempos aquellos!...Ahora, en la mesa de juego suele ser recitada por los perdedores, intentando, si no les tiembla la voz a la hora de proferir semejante frase, intimidar y distraer a la pareja campeona, queriendo (y muchas veces no pudiendo) remontar el marcador que tan poco les sonríe esa noche...
Los churros hay que comprarlos cuando pasa la churrera: O sea, que cuando hay buenas cartas, hay que aprovecharlas, tú, que sin duda ya vendrán tiempos peores...
Tenéis suerte que hoy no cobro: Sin comentarios. Es decir, el Maestro (de Mus, por supuesto, porque no hay en otra disciplina quien pudiere recibir tal distinción) se halla, evidentemente, dando clases a unos pardillos, que además tienen la suerte del novato, puesto que esa noche, el Maestro imparte gratis tamañas lecciones...
La ley del Mus. Aunque muy popular y conocida, la incorporamos a la colección por tratarse de la famosa y universal jugada compuesta por dos reyes, caballo sota, que los avezados expertos entienden que nunca puede perder a la grande.
Ovejas separadas, lobo que engorda. Contundente comentario realizado al compañero por uno de los jugadores que, en observar a sus adversarios discutiendo por la desafortunada resolución de una jugada, pretende fomentar el nerviosismo de estos recordándoles que su disputa favorece todavía más a quienes acaban de ganar piedras.
Demasiado cortas tiene las patas el gorrión para bailar con la urraca. Mensaje subliminal lanzado al compañero tras algún fugaz avance de los contrarios, pretendiéndole encorajinar recordando su superioridad para con aquellos.
Jugar y perder, pagar y callar. Frase dedicada a aquel jugador que, habiendo perdido la partida, pretende justificar su jugada frente a terceros, sin reconocer abiertamente su inferioridad musística, proceder erróneo y lamentable resolución de la jugada decisiva.
Al gorila viejo no se le enseña el camino. Entre tanto charlatán, cabe recordar, de vez en cuando, que no necesitamos lecciones de nadie, y menos de un mequetrefe musístico que pretende instruirnos.
Para mí, un traje nuevo. Lamentable petición de aquel que, habiendo llegado al descarte, no puede quedarse ni con una sola carta, pues su fatal racha continúa y no ve reyes ni en el reverso de un euro.
Los orines del enfermo tienen mal aspecto. Triste aseveración premonitoria al respecto de que, tal y como van las cosas, no pinta nada bien la partida para la pareja que la profiere.
Mejor no enfermar que sanar. Recordatorio proferido al compañero que, en demostración de su seguridad sobre la victoria inminente, sugiere a los contrarios la posibilidad de ceder un poco para darles cancha.
Ya llueve menos. O también: Parece que cambió el viento. Frase de ánimo dirigida al compañero tras empezar a remontar lo que inicialmente parecía iba a resultar una rápida derrota.
No hay suerte para la gente honrada. Expresión proferida por aquel muslari experto que, en plena mala racha y jugando con unos auténticos novatos, liga pocas jugadas y cuando lo hace, los contrarios siempre le superan.
Tres a cero y Casillas de portero. Actualización de la clásica sentencia de nuestros abuelos muslaris que, utilizando el símil futbolístico, pretende recordar a los contrarios que ya llevan perdidos dos juegos y, ante tamaño prodigio de seguridad y control propio del cancerbero internacional, de seguir así difícilmente van a conseguir un solo juego.
Vale más una corrida que cien novilladas. O también: Donde esté una buena corrida, que se quiten los toros. Al respecto de la primera, se trata de celebrar aquella jugada ganadora que lo ha sido gracias a no cortar el Mus con buena jugada en las manos (Mus negro), consiguiendo que el contrario interprete que queremos robarle cuando en realidad vamos cargados. Respecto de la segunda, puede interpretarse tanto en el mismo sentido que la anterior o bien en otro más físico, propio de aquel fanfarrón que en lugar de estar por el juego se dedica a explicar sus éxitos para con el sexo opuesto.
Compañero, ¡abre el paraguas!. Frase dirigida al compañero con profunda resignación tras comprobar que habiendo cortado el mus la pareja contraria y estando todo el pescado vendido (otra frase que significa que se han repartido todas las cartas de la baraja) tienes el cuatro de bastos para todo. ¡A aguantar estoicamente el chaparrón!.